Nancy Henríquez, reconocida activista y defensora de los derechos humanos en Nicaragua, se encuentra privada de libertad desde hace más de 650 días, bajo acusaciones falsas que han sido ampliamente cuestionadas por organizaciones internacionales. Su detención forma parte de un patrón sistemático de la dictadura de Murillo-Ortega, que busca silenciar voces disidentes y críticas al régimen.
La Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental de la Embajada de Estados Unidos ha condenado esta situación, señalando que Murillo y su gobierno “temen a cualquier persona que no esté de acuerdo con ellos”, utilizando el encarcelamiento como herramienta de represión política. Nancy Henríquez no es la única: su caso representa a numerosos opositores y defensores de derechos humanos que enfrentan hostigamiento, amenazas y prisión arbitraria en Nicaragua.
Su detención prolongada, sin un proceso judicial justo, evidencia la violación sistemática de los derechos humanos y refleja el clima de miedo que la dictadura impone sobre la sociedad civil.
